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La importancia de los cojines y almohadas para bebés

Por lo general, un bebé no debería usar una almohada hasta que haya cumplido los 2 años. El principal motivo de ello es que no las necesitan, ya que su uso puede hacer que tengan que forzar la curvatura del cuello, y esto entrañe lesiones de importancia.

Por otra parte, si el pequeño se moviera estando dormido, su cara podría quedar apretada contra la almohada y existiría riesgo de asfixia.

Sin embargo, una almohada bebé, para evitar la plagiocefalia es algo que si que recomiendan los expertos. Estamos hablando de una deformación del cráneo del bebé, producida por pasar mucho tiempo manteniendo la misma posición.

Vamos a analizar sus características en los siguientes puntos:

¿Qué es una almohada de plagiocefalia?

Una almohada o cojín plagiocefalia tienen forma cóncava, adaptándose a la cabeza del pequeño. Aflojará la presión, para reducir el apoyo de la zona del cuerpo en cuestión que está en contacto con la almohada. En concreto, estos cojines logran reducir la presión en cada punto de la cabeza pasando de los 40 gramos por centímetro cuadrado a los 10 gr/cm^2; en otras palabras, que reduce hasta 4 veces la presión por cada centímetro cuadrado.

La gran ventaja de esto es que el cerebro podrá crecer sin obstáculos, lo que hará que la cabeza se desarrolle de forma natural.

Este tipo de almohada para bebé se confecciona con una estructura tridimensional que puede ser de muchos materiales (aunque lo más habitual es que sea poliéster), consiguiendo que más del 90% del espacio libre quede reservado para que el aire pueda llegar a circular. En el caso de que el bebé se diera la vuelta, o que el cojín le cubriera la cara, podría respirar sin problemas.

Al mismo tiempo, el cojín es capaz de proporcionarle el soporte necesario, siendo suave y muy blandito.

Una almohada bebé plagiocefalia es una manera segura de proteger la cabeza del bebé, además ser un método bastante económico.

¿Recomendaciones a tener en cuenta antes de comprar almohadas para bebé?

·Forma: Es crucial que la almohada conste de una hendidura o cavidad dispuesta en la zona central. Esta apertura es precisamente lo que va a conseguir que se alivie la presión en cada punto, reduciéndose de los 40 a los 10 g/cm^2.

·Selección de materiales de calidad: Debemos elegir almohadas que se hayan diseñado con elementos seguros, hipoalergénicos, con una buena resistencia al paso del tiempo.

Al mismo tiempo deben de ser cómodos, con muchos acabados y muy suaves, para evitar que puedan rascar al bebé al mínimo movimiento. No sólo debe de cumplir con la función de aliviar la presión, si no que al mismo tiempo debe de ser cómodo para conseguir que el pequeño esté a gusto con su nueva almohada.

·Compatibilidad: Lo ideal sería que la almohada para bebé, para evitar plagiocefalia, fuera compatible con todos los artículos en los que va a estar el bebé; por ejemplo, el capazo, cuna, el balancín o la propia cama. Así evitarás tener que estar comprando una almohada para cada lugar.

·Marca: Por último, pero no menos importante, nuestra recomendación es que confíes únicamente en marcas de calidad, que te ofrezcan las máximas garantías. No sólo basta con comprar una almohada bebé cabeza plana, sino que debe de adaptarse a las necesidades del pequeño, al mismo tiempo que debe de cuidar de él.

Con estas indicaciones te harás con la almohada que buscas.

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