
Cómo bañar a tu bebé recién nacido

Bañar a un bebé recién nacido es uno de los momentos más esperados por padres y madres. Se visualiza como un momento dulce y tierno que refuerza el vínculo, aunque conviene que no lo idealices en exceso. Disfruta siempre, pero ten presente que a él/ella podría no gustarle tanto como a ti.
En cualquier caso, las rutinas de aseo personal son necesarias, pero suscitan muchas dudas. ¿Qué frecuencia deben tener? ¿Qué aspectos hay que tener en cuenta para preservar su bienestar? A continuación, repasamos las dudas más frecuentes.
¿Cuándo puedo darle el primer baño a mi bebé?
La Organización Mundial de la Salud recomienda postergar el primer baño del bebé hasta pasadas las primeras 24 horas. Es una tendencia que se va difundiendo poco a poco, porque lo más habitual hasta ahora ha sido bañarlo una o dos horas después del nacimiento.
¿Por qué esperar? El portal Healthy Children de la American Academy of Pediatrics explica las razones:
- Mantener su temperatura corporal y nivel de azúcar en sangre, ya que un baño prematuro puede hacerle sentir frío y estrés.
- Contribuir a fortalecer el vínculo con la madre para favorecer la lactancia, ya que no se interrumpe el contacto piel con piel.
- Evitar la piel seca, porque no se elimina el vérnix caseoso, que es la sustancia blanca y densa con la que nacen y que les protege en sus primeras horas de vida.
¿Cómo debe ser el primer baño de mi bebé?
Pasadas esas primeras horas, es momento de bañar al bebé. Aún no será un baño normal, pues conviene no sumergirlo en la bañera hasta que se le caiga el muñón del cordón umbilical. Algo que, por lo general, ocurre entre la semana y las dos semanas posteriores a su nacimiento.
Se aconseja dar baños con esponja. Te explicamos paso a paso cómo se hace:
- Prepara la habitación para que tenga la temperatura ideal. Se recomienda que esté entre 22-25ºC, así que utiliza alguna fuente de calor si es invierno.
- Prepara una palangana o bañerita con agua caliente, y ten a la mano la esponja y una toalla seca para secarlo después.
- Coloca al bebé sobre una superficie lisa que resulte cómoda para ambos, como el cambiador, que tiene acolchado. Si eliges otra, usa toallas.
- Envuelve al bebé en una toalla seca y ve descubriendo solo las partes que vas a lavar.
- Sujeta al bebé en todo momento con una baño y, con la otra, sumerge la esponja en el agua y pásala suavemente por su piel.
- Ve de arriba a abajo. No presiones mucho su cabecita y evita que le entre agua en los ojos, la nariz o la boca. No olvides los pliegues de codos y rodillas, e invierte el tiempo necesario en la zona genital.
¿Por cuánto tiempo debo bañar a mi recién nacido?
Bañar a un bebé al que aún no se le ha desprendido el muñón del cordón umbilical no debería llevarte más de 5 o 10 minutos, pero no hay una regla establecida.
Si lo tomas como mero trámite de aseo, tardarás poco y, si encima no ves que disfrute, aún menos. En cambio, si forma parte de su rutina de sueño, porque ves que le relaja y prefieres hacerlo antes de dormir, puedes recrearte un poco más. No demasiado para no comprometer su temperatura corporal y su bienestar, claro.
¿Cuál debe ser la temperatura del agua?
El agua debería estar a una temperatura de 37,5 ºC, aproximadamente. Introduce el codo o la muñeca para asegurarte de que no está ni fría ni demasiado caliente.
¿Con qué frecuencia puedo bañar a mi recién nacido?
Tras el primer baño del bebé, se abren las rutinas de aseo. Un bebé no necesita bañarse todos los días, y hay fuentes que apuntan a proceder solo cuando está sucio/a. Por ejemplo, porque ha echado varias veces tras tomar leche materna o el pañal ha rebosado.
Por lo general, con tres veces a la semana será suficiente. Puede que quieras hacerlo más porque disfrutes especialmente el ritual o porque creas que le relaja. Incrementa la frecuencia, si quieres, pero no te excedas para no obtener consecuencias indeseadas como la piel seca.
Consejos finales para bañar a un bebé
Ya tienes las claves fundamentales para saber cómo bañar a un recién nacido, pero aún hay trucos que pueden convertir el momento del aseo en una experiencia placentera para los dos. ¡Apunta!
- Usa una bañera pequeña y no la llenes mucho, solo unos centímetros.
- Elige el momento adecuado del baño, para lo que tendrás que observar a tu bebé. Si lo ayuda a relajarse, déjalo para la tarde-noche.
- Hazte con los accesorios que necesitas con antelación. Nuestro consejo es que te hagas con una toalla con capucha, un paño suave, champú, jabón suave y una esponja. Ten a la mano también su pañal limpio y su muda de ropa.
- ¡Jamás dejes a tu bebé sin vigilancia en la bañera! Te parecerá muy obvio, pero en algún momento te dejarás detrás algún producto que necesitas y querrás ir a cogerlo porque está cerca y bien localizable. Pueden pasar muchas cosas en cuestión de segundos.
- Deja que chapotee, así se familiarizará con el medio, se divertirá y no asociará el baño a algo que no le gusta. En unos meses, puedes incorporar juguetes de baño o libros resistentes al agua, lo que también le divertirá.
- Si el bebé tiene la denominada costra láctea, que es una erupción descamativa que afecta al cuero cabelludo, aprovecha el baño para cepillar su pelo con el champú.
- Seca bien al bebé, presionando suavemente pero sin frotar, y prestando atención a los pliegues. Cuando lo hagas, no olvides besarlo, abrazarlo y mimarlo para estrechar el contacto.
- Aplica una loción hipoalergénica para hidratar su piel, a ser posible, sin olor.
Con todo, saber cómo bañar a un bebé recién nacido pasa por dominar cuestiones como la temperatura, tener a mano lo necesario, armarse de paciencia y, como en todo, proceder con mucho cuidado y cariño. Si cuentas con los mejores accesorios, ¡mejor! Se convertirán en tus aliados.